martes, 10 de febrero de 2015

LOS OTROS

Si el destino del hombre es vivir en compañía de la muerte, desde su nacimiento hasta una vejez prematura, entonces la única respuesta vital es aceptar los términos de su deceso. Vivir con la muerte como peligro inmediato, divorciarse de la sociedad, existir sin raíces, embarcarse en un viaje desconocido en los imperativos rebeldes del propio ser.

¿De qué sirve el cuidado si al final algo vendrá y los envolverá en episodios perversos que los trasladaran al lugar del que siempre han huido? Por temor o quizás por desconocimiento de causa, si ignoran su propio destino al cruzar la línea de la existencia ¿Por qué dejar lo que tienen seguro? una vida llena de nada y faltante de todo. Diversos abismos sucumben el haber de las mentes andantes, la mayoría del tiempo ignoran las situaciones para no involucrarse y así no perjudicar una existencia falaz. Será el tiempo el que hará llegar un despertar. 

Así, inicio el cantar de una pequeña sociedad naciente, muy diferente a las demás. Donde llegaron los otros, que los endulzaron con sus palabras, los hechizaron con sus dialectos, los envolvieron en situaciones inverosímiles de creer, abusando de su confianza, de su inocencia, cambiando su mundo en solo tres segundos sin hacer uso del libre albedrío. Retrotrayendo a su haber, consecuencias mundanas desprovistas de toda lógica y razón, sumergiéndolos en un mundo paralelo al que ellos consideraban real, envueltos en una verdad superflua, inimaginable, incierta, cambiando su imagen ante los demás, aislándolos de todo lo que los rodeaba. Nublaron las percepciones de las mentes más lúcidas de este pedazo de universo terrenal. En poco tiempo se hallaron perdidos en sus verdades, en sus propias mentiras, en sus creencias, en su mínima e irrisoria confianza. Los pilares de su pequeño mundo, se desplomaron ante tal fuerza abismal. 

Aún se desconoce que ocurrió, sin embargo, los que allí habitan, no podrán ser lo que eran, en otros tiempos. Todo se marchitó, todo se mancilló. Las almas que han quedado, están sucias de tantas palabras y maldiciones dichas, han dejado ver lo peor de sus conciencias, han dejado ver el tamaño de su miseria. No solo sus conductas y sus aptitudes están viciadas, no, sus mentes están cargadas de palabras no pronunciadas, de acciones no realizadas. 

El dolor de verse en torno a esa oscuridad, está matando a cada uno de los que en ese espacio decidieron entrar, al juego de los otros que se alzaron ante tanta vulnerabilidad. La experiencia, incluso la aureola, o todo lo que reflejaban estas gentes, se perdió en instantes, en poco tiempo, ahora una mayoría camina con la mirada clavada en el suelo, levantando su horizonte solo cuando se sienten amenazados por su prójimo, respondiendo con brutal violencia y arremetiendo sin tener conciencia de lo que sus actos están logrando: alimentar una sociedad enferma y desgastada.

Muchos de los seres de esta pequeña sociedad, en un tiempo atrás quisieron dejar huella por donde iban. Eran alegres y extrovertidos, tenían una capacidad de imaginación profunda. Algunos podían brillar sin necesidad de ser conocidos, la fama no les inquietaba, pertenecían a una sociedad naciente, llena de ilusiones, libre de pecado, muy inocente al resto del mundo existente. 

Los otros, que sin dar algún rendimiento en sus acciones, aprovecharon estas cualidades y actuaron para que sus relegados se conformaran con lo que les daban, con una seguridad que no era tal, con un hogar que no era tal, con un mercado que no era tal. Todas las providencias ofrecidas por un grupo no podrían ser las necesarias, pues ese pequeño grupo tendría sus propios intereses ocultos, intereses que no cobijan a la mayoría, intereses que solo le pertenecen a los otros.

Sin embargo, esta pequeña comunidad naciente no era así, creía en la evolución y actuaba conforme a eso. Nunca dejó de hacer cosas para sobresalir, realizaba todo lo que era necesario para que el todo estuviera orgulloso de si. No eran unos para otros, eran todos para uno y sobre esas palabras la diferencia era marcada, todo era en función de vivir intensamente sin ahogarse en mentiras nada elocuentes. Todas estas acciones eran actitudes aisladas de razonamiento. Nunca daban explicaciones lógicas porque no les importaban las consecuencias que pudieran sobrevenir de dichos actos, siempre y cuando nadie saliera perjudicado. 

Trabajaban en masa y con provecho. Sonreían a menudo, eran tan solidarios que en cualquier parte del mundo se les consideraba un digno ejemplo a seguir. Tenían como norma principal que cada ser naciente que perteneciera a su círculo, había nacido para morir, y bajo esta premisa lograban una vida placentera llena de ambiciones y anhelos, sueños forjados dentro de sus mentes inocentes. 

La luz era latente. La muerte era un milagro, la consideraban el premio otorgado por los alcances logrados, era simplemente el pase a un nivel de evolución más elevado:  “nacimos para morir, esa es la única verdad elocuente” era la primera frase que aprendían cuando ya el habla afloraba en sus bocas,  y en esa medida sus mentes jamás pensaban en la muerte. Nunca se deprimían, eran seres conscientes, libres de tormentas dementes.

Pero la luz que irradiaba aquel pedacito de mundo, despertó la envidia de los otros. Tanta alegría enloquecía a los que observaban desde lejos, si, la maldad provino de allí. La maldad no resultó indiferente a la existencia de aquellos seres, el mal no quiso dejarlo pasar. Aquellas personas veían al resto del mundo de una manera pura y casta, pero era su utopía. El resto, era tan solo un mundo de otros que buscaban el dominio total.

Los otros, que el resto reverenciaba por creer que eran brillantes. La pequeña sociedad, descubrió que vivía en un mundo de mentiras, y fantasía, la vida les había puesto una prueba, una prueba tan enloquecedora que experimentaron en todo su trayecto las más sublime de las calamidades. 

Los otros crearon divisiones en la mente de aquellos nacientes, les sembraron percepciones inexistentes, les crearon miedos irreales, los llenaron de grandes obstáculos mentales que sin hacer nada, aquella sociedad naciente se rendía lentamente. ¿Fueron inocentes al caer en esa verdad o simplemente fue el resultado por dejarse llevar?

Antes, todo era luminoso, ahora, solo hay ausencia de luz en aquel pedacito de universo terrenal. La burbuja estalló. Entumecedor ha sido el veneno vil que por error han bebido, catapultó la vida de una sociedad que vivía para amar, que vivía para dar, que vivía para morir sin nada que reclamar.  El efecto del veneno ha sido lento, agonizante, atacando con demora, están enloqueciendo por no saber que resultará de todo este cambio mordaz. Por primera vez se ven envueltos en algo en lo que no decidieron estar. Bebieron un veneno que los sacó de su felicidad. ¿Quien pudo haber hecho tal cosa? Un judas o un ángel, quizás.

Muchos recibieron una pequeña masa en riquezas para hundir a los hombres que pertenecían a la nave del saber. Los otros llevan en si una norma, atacar la confianza, para ellos es la peor aliada que aquella sociedad naciente pudiera tener y no encajaba en el mundo que ellos gobernaban por doquier. 

Los otros piensan individualmente, sin incorporar sentimientos, sin medir las consecuencias que puedan sobrevenir, presionan y presionan, sin tener el más mínimo cuidado de dañar. Por eso fueron tras los sabios y acabaron con su poca confianza. Destruyeron la ciencia, destruyeron la existencia, destruyeron su conocimiento, destruyeron sus palabras, destruyeron su cordura, hasta dejar a la pequeña sociedad naciente sumergida en la nada, vulnerable ante su ataque siniestro.

La pequeña sociedad actuaba a espaldas para no perjudicar a nadie e intentar salvarse de aquel infierno al que había sucumbido, pero del otro lado, estaban navegando los otros para dañar sus planes, junto a algunos integrantes que habían sido comprados con riqueza, banal riqueza, paradójico pero cierto. La sociedad naciente comenzó a percibir el paradigma en que se había convertido su vida. El veneno que bebieron no era simple ilusión, era real y estaba provocando efecto en los más débiles de pensamiento, de espíritu, los que se doblegaron vendiendo su propia libertad y la de sus semejantes. Los otros se llevaron consigo todo su aprecio y dación, el veneno era tal que provocó el más terrible de sus efectos, todas las almas de aquella sociedad terminaron por entregarse sin luchar, y para el momento en que se dieron cuenta de tal desastre ya era tarde, ya se habían llevado toda su energía y la fuerza para enfrentar la maldad. 

Aun así, quedaron algunas almas nobles, tratando de buscar una solución, usaban las noches para virtualizar, a través de sueños y palabras de aliento a lo demás y formar un frente de batalla, un contra golpe que haría que una de las fortalezas de los otros se derrumbara, si, dos corrientes diferentes, dos mundos diferentes, dos sociedades diferentes, enfrentadas por libertad.

No hay lado positivo ni negativo, solo un tono gris, que podrán cambiar según los movimientos de piezas, estrategias que dejarán ver la esencia, donde vencerá el más fuerte. En esta  batalla no hay lugar para la razón, pues ya se perdió tiempo atrás, cuando todo se contaminó de todo y de nada por la maldad. 

Quizás mañana, el amanecer sea negro total o tal vez blanco celestial, eso es algo que nadie puede predecir, nadie puede asegurar. Se puede sumar, multiplicar, restar e incluso dividir, pero no será suficiente, toda probabilidad es efímera en la actualidad. La pequeña sociedad naciente ya no está en posición de seguir siendo inocente y noble ¿colocar la otra mejilla? ¿Para qué? ¿Que propósito hay en recibir y recibir? 

Esta sociedad ha dejado de ser pasiva para convertirse en un ente activo dentro del mundo de los otros. Se dio cuenta que estaba en una realidad donde el prócer es el común denominador, donde no existe el hecho relativo, solo el absoluto. Donde la acción jamás podría estar a medias. En adelante, deberán enfrentar al verdadero demonio, que dirige toda esta organización de aristócratas disfrazados y que pasan desapercibidos dentro del conglomerado.

Oh pequeños habitantes nacientes, todos, todo habría sido distinto si su credulidad no fuera tan absoluta, dejando paso a la falsedad, lo común en el mundo de los otros, tan común como cualquier otra verdad. Pecaron por inocentes ¿pero inocentes a qué? Siempre fueron nobles. Un gran juego psicológico el que están viviendo, siempre confiaron que como seres pensantes no caerían en redes de sus propios juegos. 

Ahora, están viviendo esta realidad, donde cada hecho, acontecimiento y verdad, tengan o no, un significado en sus vidas, deberán ser medidos por la cordura, la razón y la sensibilidad. Si cobra vida el odio, el aislamiento, la indiferencia, la enemistad, será su propia perdición. 

Ya nada podría ser igual que antes, ahora la naciente sociedad entiende porque hay tantas personas que están a la defensiva. Ya nadie cree en nadie. Todos desconfían los unos de los otros. La palabra no existe como medio de apoyo a sus afirmaciones. La mentira cae por su propio peso. Las cosas ya no regresaran a sus lugares, ahora deben abandonar el terreno donde siempre han estado, deben crear un nuevo mundo, convivir con nuevos seres alejados de los otros, aislados de quienes siempre habían estado a su lado.

De la aurora al ocaso, todo puede cambiar. Que compleja es la existencia de las formas, ahora se van debiéndolo todo, no podrán dar explicaciones de sus actos, no se les ha permitido, esa fue la condición. Los otros, los dejarán abandonar sus tierras sin que puedan decir una palabra, sin que puedan articular frases. 

La pequeña sociedad por primera vez experimenta la sensación de derrota. No habían vivido guerras, escases extrema,  siempre  se anteponían a las situaciones, y las enfrentaban acorde a su razón y no a su corazón, pero no es del todo cierto, una pequeñísima porción se enfrentó sin vacilación y salieron en un ataúd sin contemplación.

La pequeña sociedad ahora desconoce su destino, suma, divide y vencerás, se repiten a diario, se ha convertido en la frase favorita de sus mentes, piensan y analizan, tratan de salir airosos de todo, no como vencedores, ya están convencidos que en este mundo nadie vence, solo se sobrevive, sin embargo, los resultados que obtienen en su nueva vida no son nada gratos.

Las máscaras están por caer, y aunque no saben en cuál de las situaciones se encontraran, aceptan que deben marcharse de aquel lugar, no podrían continuar en el mismo sitio, después de todo lo vivido, todo debe quedar atrás. Podrida sociedad en la que se ha transformado aquel pequeño lugar, era un paraíso, una utopía, todo es mentira, ahora ya están alineados a todas las comunidades del mundo, ya no hay marcha atrás.

La pequeña sociedad pensó que su territorio se salvaba de tanta miseria, las paredes de una verdad efímera, escuchaban cada lamento, cada queja y se delataban ante quienes se encargaron de sumergirlos en este abismo de verdades reales. 

¿Como actuar si todos tienen el beneficio de la duda? Ser fuerte y esperar ha sido su estandarte. Nunca imaginaron que pudieran darle una oportunidad al tiempo, el tiempo que para ellos era inexistente.
Ahora aquella pequeña sociedad piensa en sus opciones para no tener que lamentarse de su presente y poder encaminar su futuro, sin tener que mirar el pasado. Grandioso ha sido este ardid de tiempo, han ganado, han perdido, han experimentado, han compartido, han cambiado, y no han perdido la esencia de lo que fueron en el pasado. 

La vida los abofeteó y les enseñó que lo que los atrasa como seres humanos, es el hecho de no poder tener la fortaleza para levantarse y definir su porvenir para asumir sus propios errores, para crear cosas valiosas, para tratar de ser conspicuos, si, para ellos cambiar es sinónimo de progresión. 

Fueron bufones muchas veces, ahora la emblemática seriedad se apropia de su verbo simplificador ¿padecer de algún mal? nunca, ¿Dejar de ser para pasar a lo pragmático? siempre. La lucha por una verdad invaluable y exterminar la mentira debe ser el estandarte de su reyerta. Las cosas caen por su peso, pero también caen dependiendo del movimiento voluntario que aquella sociedad naciente pueda ejecutar, toda vez que su estrategia simbólica pueda persuadir el enfrentamiento y lograr la total conjunción del destino imaginario que conformará cada una de las paginas contentivas en su corto libro de vida terrenal. 

Será su historia, su única historia, usando para esa victoria el escudo protector de la fe, y así poder mover con los haberes de la existencia pasiva los resultados que satisfagan su propia verdad, y poder continuar merodeando sin pedir permiso a lo sublime en cada uno de los pasos que puedan dar!! 

Sí, es la historia de ustedes. Su gran verdad. Aun así, confíen solo en la historia de cada quien. Comparto estas líneas para librarlos de tanto silencio. De tanto eco que rebota en mi piel. De tanta opresión mal sana que no los deja expresar su propio seglar. De tanta pesquisa ajena que los arroja a otras tierras sin pronunciar palabras de despedida, es su pesar. De tanta propiedad abandonada en manos de los otros que no forjaron sus propias riquezas, y que perturbaron su ardid, su razón, su elocuencia, y  las dejaron derrumbar, porque en medio de la nada están, cubiertas de montes, escombros, sin uso y sin fruto, que triste final. 

Continúen tejiendo con el hilo del presente, la cobija que arropará su futuro y les abrigará del frío que representa la inquietud por saber lo que vendrá, desechando los nudos del pasado y concretando los puntos de sus destinos y así conseguirán la más ilusa de las colchas para dar fin a una era y así volver a comenzar en este nuevo despertar, pues ya no habrá marcha atrás...

De Eleorana... 

http://glosmaryseleoranacamachoalbarran.blogspot.com/
Twitter; @eleorana80

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