lunes, 21 de septiembre de 2015

Pisar hojas amarillas

“¿Sabe una mirada que es deseo de alguien? ¿Saben unos labios que otros quieren rozarlos con un beso? ¿Acaso sabe una caricia que es el fuego de una piel que se estremece? En estas ganas estoy rendida sabiéndote lejos. Añora mi cuerpo la llama que se enciende cada vez que te imagina dentro. Morir por la espera, morir lentamente, morir pensándote…”

La mujer leía aquella novela, miraba de vez en cuando la televisión y de cuando en vez, observaba el pecho de su marido, que subía y bajaba a ritmo descompasado. Pasaba la tarde, monótona, entre lectura, película y ronquidos de aquel hombre ya entrado en años, calvo y con un cuerpo deformado por los kilos y los años. Ella continuó  la lectura y apagó el televisor y en ese momento, el hombre se despertó. Miró a su esposa y sonrió.

– Ronco mucho, ¿verdad?

– Un poquito.

– Lo siento…

– Debería estar acostumbrada, pero a este soniquete no se acostumbra una nunca. Pareces un tren llegando a la estación…

– Mi estación está aquí, contigo, por eso ronco así.

La  mujer lo miró y con su mano acarició la cara del  hombre.

– ¿Qué lees? -preguntó él, poniendo su mano en la mano de ella y reteniendo así su caricia.

– Una novela romántica… ¿Me das un beso?- dijo ella de pronto.

– Y mil.

La mujer apretó su boca  contra la del hombre y después perdió su cabeza en el pecho de éste.

– Aun con ronquidos, te quiero.- comentó mientras escuchaba los latidos de su corazón- Quiero leerte algo.

– Como quieras pero yo creía que ahora venía… Es lo que viene cuando hundes tu cabeza en mi pecho.

– Después de que te lea esto.- Sonrió la mujer.

“Todo mi ser sueña con hojas amarillas y con el sonido de esas hojas crujiendo bajo nuestros pies, cuando aún estabas conmigo esos otoños que olían a lluvia. Toda yo imagina tu piel pegada a la mía, la humedad de tu boca regando mis besos y nuestra mirada contemplando los soles de primavera. Recuerdo la arena bajo nuestros pies descalzos, mojándose en el agua del mar y las olas bañando nuestros cuerpos. Los copos de nieve sobre el alfeizar de la ventana, los cristales empañados, la chimenea, nosotros… Tú dentro de mí, yo dentro de ti. Los dos, ambos… Ya no estás, te fuiste, te perdí, te añoré, te lloré. No te olvido y donde quiera que estés, volveré algún día a sentir todo aquello que sentí a tu lado. Pues cuando te despediste me prometiste que ocurriría, que un día volveríamos a estar juntos. Y ahora veo las hojas amarillas, la lluvia, el sol, la arena, el mar, los cristales empañados, la nieve, el vaho, la chimenea… Te veo a ti. Todos y cada uno de los días que pasan, estás en mí. Y te espero, te espero, te espero…”

– Es muy triste.

– Es hermoso- contestó ella-. Ahora sí, ven.

– Tú no me tienes que esperar nunca.

– Lo sé. Tú siempre estás a mi lado y por eso te quiero.

– ¿Aunque  no hayamos pisado jamás hojas amarillas juntos?


– Siempre hay tiempo si hay ganas de pisarlas…



Autora: Aída del pozo

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martes, 1 de septiembre de 2015

Cantantes zombies


 Amo el “Soul”. Para disfrutar del género compré un tocadiscos en una subasta, un antiguo Westinghouse propiedad de Eric Wilson. Eric fue un cantante de cierta relevancia en los años setenta, pero devorado por las deudas acabó de segundón haciendo coros a la sombra de viejas estrellas como, James Brown, Eva Cassidy, Ray Charles, Ella Fitzgerald, o Curtis Mayfield. Nada más llegar a casa estrené el aparato de Eric Wilson con un vinilo de Nina Simone. A los dos días, las manos putrefactas de Nina llamaron a mi puerta. Le colgaba el ojo izquierdo. Se le veía el cráneo. Le faltaba un brazo. Su piel, verdosa. Conservaba algunos dientes y tenía las tripas fuera. Olía a pepinillos en vinagre caducados. Una zombi. Educada, pero zombi. Había salido de su tumba para venir a verme. No me fiaba. Cogí el atizador de la chimenea y le arranqué el brazo que le quedaba de un golpe. La encerré en el cobertizo de mi granja. Su voz había perdido algo de timbre, pero aún era capaz de llegar a las tres octavas y yo soy un fetichista. ¡Tenía el cadáver de Nina Simone en casa! Emocionado por mi hallazgo puse otro disco, esta vez de Otis Redding. Otis intentó entrar rompiéndome una ventana, pero le estaba esperando con mi escopeta de caza. Le volé las piernas a tiros. Tenía un agujero en el estómago provocado por el accidente de avión en el que murió, por lo que su caja de resonancia estaba algo tocada, aunque lo planté sobre la mesa (no tenía piernas, claro) y se marcó unos dúos impresionantes con Nina. Y así pasaron los días, entre zombi y zombi. Llené mi cobertizo de cantantes muertos que venían a mi casa desde todos los puntos del país cada vez que ponía un vinilo en mi tocadiscos. Conseguí domarlos. Me daban conciertos en el salón. Allí no cabía ya ni un alma. Decidí poner el disco de algún autor vivo, a ver qué pasaba. Cogí uno de Eric Wilson, el antiguo propietario del tocadiscos Westinghouse. Debía vivir cerca, porque nada más sonaron los primeros compases, llamó a la puerta con la mirada perdida. Una de mis zombis, Ella Fitzgerald, pareció reconocerlo. Se echó sobre él y le arrancó un trozo de cuello de un bocado. El resto del grupo se acercó al banquete y tuve que asustarles con un soplete para que se alejaran. Es una pena. Eric ya no canta igual, pero tiene buenos bajos. Lo he encadenado junto al tocadiscos. Durante unos días él será el solista. Las estrellas le harán los coros.


Autor: Manu Espada,

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Entrevista al pintor Antonio Tapia: historias dentro de una historia



 «La necesidad de contar algo es como un rumor intenso en el alma»





Su nombre es Antonio Luis Martínez Tapia aunque firma como Antonio Tapia desde que, en 1999, decidió que lo que llenaba su vida era la pintura. Renunció a la relativa seguridad de un trabajo fijo y se dedicó a perseguir su sueño en cuerpo y alma. Éste ha crecido y no sólo pinta, también imparte seminarios y talleres sobre dibujo y pintura en la Comunidad Autónoma de Murcia. Su primera exposición individual, llamada Espacios de Luz, fue presentada en el 2000, apenas un año después de su nuevo bautismo.  La última,  Guardianes de sueños,  se agrupa en cinco temáticas: Duermevela, Obsesión, Pesadilla, Ensueño y Libertad. Es un hermoso cuento narrado a través de cuadros de hiperrealismo mágico, repletos de significado.
«…Desde niños, cuando nuestra mente es de modelable arcilla, nos preparan para vivir dentro de la sociedad. No nos preparan para conocer la estructura, sino para ser una pieza; y la mejor forma es a través de los elementos de juego. Guardianes de sueños plantea la relación entre el niño y el juguete como icono alegre interpuesto entre la realidad futura y la fantasía, como elemento de personalización a través del cual el niño asume como naturales líneas de pensamiento preestablecidas, y que al final conformarán su personalidad y sus actos. Es éste un proyecto basado en juguetes tales como playmobil, madelmans, vaqueros, piratas o soldados, iconos que suponen un recuerdo agradable de la infancia y sirven para prepararnos en el gran juego de la vida…»


1º ¿En qué momento decidiste dedicarte en cuerpo y alma a pintar?

El despertar me llegó tarde, pero la vocación la he tenido siempre. Ya con 25 años retomé la afición por la pintura pero hasta 10 años después no tomé la decisión de dedicarme en cuerpo y alma a la creación. Estando un día trabajando en una empresa, tuve que ir a media tarde a hacer una gestión, cuando salí hacía un sol inmenso que me deslumbró y entonces caí en la cuenta de que hacía mucho tiempo que no veía el sol, mi puesto de trabajo estaba en un despacho con fluorescentes y no tenía ventana. En ese momento lo vi claro debía intentar trabajar en lo que me gustaba al menos una vez en la vida, que tiempo para volver a ser administrativo siempre hay. Eso fue hace 15 años y hasta la fecha, creo que es la mejor decisión que tomé en mi vida, aunque tengo que reconocer que es duro el camino pero el esfuerzo, la ilusión y el apoyo de algunas personas me ha facilitado la cosa.  



2º Me fascina tu exposición Guardianes de Sueños. Los cuadros narran una historia conjunta, y, a la vez, narran la suya propia: una historia dentro de una historia que cuenta otra historia. Como La Historia Interminable de Michael Ende. Pero Ende decía sobre los personajes secundarios que desaparecían «Esa es otra historia y será contada en otra ocasión» y a mí me gustaría que nos contaras la de ellos. ¿Qué historia cuentan tus guardianes de sueños?

Guardianes de Sueños  habla del despertar de la inocencia, de esa experiencia vital en la que pasamos de la feliz inconsciencia del niño que se persona dentro del juego a través de su juguete favorito con el que corre aventuras y aprende roles de comportamiento que más tarde le servirán para la vida. Después de ese despertar, el niño comienza a ver el mundo y la sociedad  de otra manera cuestionándose el valor de lo conocido y la conveniencia o no de seguir lo que le propone la sociedad frente a lo que le propone su instinto.



3º Llevas mucho tiempo con este proyecto

Este proyecto es el producto de 3 años de trabajo. Al principio la necesidad de contar algo es como un rumor intenso en el alma, es una vibración que distorsiona y que no consigues enfocar, y entonces empiezas a pintar los primeros cuadros pero sin una dirección específica pero sí con la certeza de que, aunque no sean los cuadros definitivos, ya se van acercando a la vibración de lo que quieres contar. Poco a poco, haces una serie de tres o cuatro y entonces te das cuenta que podrías complementar la idea primera con otra línea de obras, y empiezas otra serie. Cuando tienes ambas te das cuenta de que les falta un nexo y entonces aparece el cuadro que da sentido y contenido a toda la exposición. Es como una mina, picas en varias partes hasta que encuentras una veta y cuando aparece, sabes que en medio también hay mineral.
   



4º  Los niños son tu público más querido.

Los niños en esta exposición son la base que mantiene la línea argumental de la exposición ya que ésta discurre a lo largo de 5 fases del sueño de un niño que se queda durmiendo en el suelo junto a sus juguetes, convirtiéndose éstos en la iconografía que sirve para explicar otras ideas.

Al ser los muñecos tan populares permite una mejor identificación de los niños con la exposición, pero lo que cuenta no es fácil de entender en una primera lectura, ya que hace referencia al arquetipo de Persona  que Jung definió y que representa la imagen de nosotros que creamos para enfrentarnos al mundo y con la que nos movemos entre los demás.   

Hay distintos niveles de lectura, el más infantil, que es muy atractivo para los niños ya que los muñecos que pueden ver físicamente son los mismos que están dibujados en los cuadros y en muchos casos los tienen en sus casas, eso produce una sensación agradable que les entusiasma generando un recuerdo amable que en el futuro les hará acercarse con cariño a las salas de exposiciones y museos.

Por otro lado, a los adultos, les trae una sensación de añoranza pues muchos de ellos han jugado con esos juguetes y les harán aflorar recuerdos de su niñez.

Finalmente tiene la lectura del autor, que es la que pone en marcha toda esta exposición, con al que intento contar mi experiencia vital, desde que era niño y me cuestionaba mi posicionamiento en la sociedad, cómo ésta me obligaba a aceptar una jerarquía, de tal forma que si no eres la pieza adecuada te quedas fuera y poco a poco vas descubriendo que existe otra forma ilusionante de mirar el mundo donde hay gente como tú que quiere cambiarlo para mejor.    



5º Cuando hablamos en la exposición, me dijiste que, en cierto modo, la sociedad nos ha sumergido en un ensueño como al niño de Guardianes de Sueños. ¿Cómo salir de él?¿Cómo ser uno mismo?

Está claro que esta sociedad nos premia si hacemos lo que nos dice, de tal forma que el sistema está hecho para dar bonificaciones a los que mejor se comportan: mejores trabajos, mejores casas, mejores coches, mejores familias, etc.; siempre y cuando cumplas dentro de las normas que te dan.

El problema aparece si de pronto descubres que para ser feliz no necesitas ninguna de esas cosas y encuentras la felicidad fuera de las bonificaciones y del dinero, si puedes ser feliz sentado a la vera de un río, charlando con los amigos, o comiendo patatas en lugar de caviar y no sigues las normas de competencia infinita con los demás. Hoy día la sociedad premia el egoísmo frente a la generosidad y la apariencia frente a la sinceridad. A mí no me gusta, ¿y a ti?.

Prefiero andar por una playa oliendo el mar con amigos que vivir una experiencia solitaria dentro de un coche insonorizado que huele a flores del bosque desde donde se ve el mundo tras un cristal.


Guardianes de Sueños intenta mirar desde el otro lado al niño que se oculta tras su juguete favorito y que sigue ahí dentro, dormido.



Entrevista realizada por Gema Bocardo.

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